Más allá del bien o del mal… más acá el perro rabioso ladra una torpe pobreza. La locura canina mastica soles y acequias con una fruición desconocida para el homo sapiens. El perro –perrunamente hablando – me habita lleno de rabia y hecatombe. Salta encima de los pechos jugosos de las muchachas, se esconde entre sus piernas, y las ama y las lame como las heridas del amor. Esto es un lugar común, el más común de todos, como el pájaro azul, como tú… Pues al llegar a cualquier camino, al llegar a cualquier océano, se miran las cosas al trasluz de la agonía. No hay nada más hermoso que las cuencas de tus ojos, muchacha de labios de violín, cuando la luna muera, te pondré en lugar de ella ¡tururú, tururí, el ratón miguelito es un ratón!…
de Corriente subterránea (2004-2010)
absolutamente certero, nada más hermoso que encontrarse en la mirada del otro en el océano de sus pupilas y juntos nadar hacia un horizonte juntos
ResponderEliminarbuena semana;)
Estimada Elisa: Gracias, por pasar, por estos juegos surrealistas.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno
Quizá y se deberían ahogar los ratones para saber si se llaman Miguelitos.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno :D
Quizás, Diana, este ratón se ha escapado de un absurdo paraíso.
ResponderEliminarUn abrazo