miércoles, 20 de enero de 2010

Poetas olvidados: José Polini, Mayela Ferlini, Carlos Enrique Chinchilla

En Costa Rica, la literatura -- si me permiten el cliché -- sigue siendo la cenicienta de las artes. Y creo que es necesario buscar algún culpable de que esto ocurra, indiscutiblemente, los escritores lo buscan entre los académicos que participan en los jurados de los premios nacionales o de cualquier premio, otros lo buscan en los círculos, talleres o peñas literarias que conviven en este valle de sombras, quienes también participan como jurados en los premios nacionales o en cualquier otro premio. Creo que el culpable sigue siendo el silencio, la mudez a la que se arroja cualquier producción nacional al olvido. El silencio solo afecta a aquellos que no pertenecen a la academia, a los círculos o las peñas literarias que bien que mal conviven bajo el límpido azul del cielo. El silencio y el olvido condenan la producción literaria nacional. La difusión de una obra solo se realiza si el autor tiene suficientes amigos que hagan el escándalo multimedia, para que alguien -- un lector-- se de cuenta que ha aparecido una nueva obra en el horizonte literario. También una obra se difunde si es políticamente correcta y con el visto bueno de la academia entra en el canon de la literatura nacional, para que los estudiantes de primaria y secundaria realicen una lectura que refuerce los valores y arquetipos nacionales. En fin, se podrían esbozar miles de razones y sinrazones de por qué la literatura sigue siendo las cenicienta de las letras, para mí el culpable sigue siendo el silencio.
¿Cuál será el mayor o el mejor premio para un escritor? El monto en metálico del joven creación, del editorial Costa Rica, del UNA-PALABRA, del Aquileo J. Echeverría, o que un lector, cualquier lector atesore su libro, lo lea por capricho y escriba unas líneas en la red de redes. Combatir el silencio, rescatar del olvido es el deber de cualquier escritor, del cualquier lector. José Polini, Mayela Ferlini, Carlos Enrique Chinchilla son poetas olvidados. No son material de antologías, ni homenajes, ni premiaciones. No son, fueron, hasta que estas líneas los devuelven al mundo.
José Polini nació en San José en 1945, publicó en 1970 El duende y un poema para cada uno. Los elementos principales de su poesía son la soledad y el amor, aunque parezca paradójico, la soledad estimula la búsqueda del amor. Su poesía proyecta un mensaje eterno de esperanza para el hombre universal. El libro se divide en dos secciones: El duende y un poema para cada. En la primera sección, el poeta se identifica con este ser fantástico de estatura y forma cambiante, intermedio entre el espíritu y el hombre.

EL DUENDE

A través de las verdes lianas,
del follaje de los árboles
y de las vaharadas
que se levantan de las hojas caídas,
húmedas y tiernas,
veo la tarde venir a mí
con el viento,
(soy un duende entre las hojas).

Vine a fecundar
el rostro del bosque
para que fuese como un fuente
de la que naciesen espigas.

Me reí,
un poco de mí mismo,
solitario,
vencedor de fuegos,
apenas paje,
duende vivo,
pero oculto siempre,
entre las hojas.

En la segunda sección, se encuentra un arte de poética que vale pena rescatar.

XXXI

Sentado en la banqueta,
escribo mis poemas,
sentado en la banqueta,
de la cuarta calle;
allí,
sentado,
escribo mis poemas.

Mayela Ferlini nacio en 1953 en San José. Publicó Girasoles de sueño en 1973. En él la belleza de la naturaleza se une a la luminosidad interna del ser humano en sus actos más hermosos y significantes. Una poesía tradicionalmente lírica que expresa las preocupaciones, los sueños y deseos de la poeta.

HORAS BLANCAS

La piel se queda entre las ramas,
la piel del viento,
la piel del río
que palidece en los brazos
y se traga al silencio.
Hay pájaros y flores vacíos
sobre el humo de las raíces,
absortos, como viendo la risa
morir en los ojos.
Hay horas blancas
entre las manos,
mojando las calles y oídos,
fríos buscando agua
para unirse al viento,
pies de polvo y luna,
agua callando, agua...
Hay horas blancas
en el hueco de la mano...
Horas, ríos, mañanas,
voces que riegan el vacío
y se van llenando,
llenando con la risa
y el sueño
unidos a los ojos.

Carlos Enrique Chinchilla nació en 1953 en San José. Publicó EL LIBRO DE ANA en 1974, y NOSTALGIAS PARA UN CONCIERTO en 1988. Carlos se considera un poeta romántico, pues aunque comprende que existe un romanticismo histórico, tambien cree que el romanticismo se da en el artista cuando su sensibilidad e imaginación dominan su razón sin importar la época en que viva. Su poesía se distingue por la fidelidad en la expresión de sus quimeras íntimas y se reafirma con la palabra exacta y comprensible, libre del subterfugio y la ostentación, por eso el mensaje nos llega desnudo y silencioso.

54

Hoy caminé por tu tierra
Encontré hojas
flores y canarios
-- todos me besaron --
Pero yo extraviado
no creí en el paraíso
Por lo que alguien
a los lejos dijo:
déjale el misterio
Él aún no ha muerto
de EL LIBRO DE ANA

TAL VEZ

Hoy me escuché decir amor,
tal vez calor o lluvia...

Hoy me escuché decir amor,
y una ronda de niños
se quedó sin llanto...

Talvez la noche,
la pasión o mi queja...

Hoy me escuché decir amor,
y un cristal se deshizo
sin dejarme pronunciarlo.

Tal vez el día,
la ceniza o tu mano...

Hoy me escuché decir amor,
y este nombre sostenido
me partió por el costado.
de NOSTALGIAS PARA UN CONCIERTO

El mejor o mayor homenaje que se le puede hacer a un escritor es salvarlo del silencio, recuperarlo del olvido. Leerlo de nuevo y escribir unas líneas, para que alguien, en algún lugar también lo lea.


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