sábado, 8 de julio de 2017

Acerca de Posesiones de Lorena Vargas Mora


La poesía de Lorena Vargas Mora es una poesía concisa, sencilla, evocadora, capaz de atrapar el instante y la memoria. En ella, nos habla el recuerdo, el deseo, el amor, la nostalgia, nos hablan los sentidos, las pulsiones: Eros y Tánatos. La poesía es un acto de poseer y ser poseído por la palabra, por la imagen. Posesiones es un viaje y una historia, es un libro que nos cuenta y poetiza lo contado. La realidad y el símbolo conviven en un perfecto equilibrio que jamás se rompe, ni siquiera en los momentos más dolorosos. Vargas Mora es una poeta clásica y a la vez moderna, mezcla lo que hay que mezclar con la delicadeza de una artesana, con la habilidad de una cirujana. La poesía que nos entrega ha sido trabajada con eficacia y eficiencia, nunca una palabra de más, nunca una palabra de menos.
            Posesiones es un libro divido en siete partes: “Exordio”, “Poemas verdaderos”, “Reportamiento de una historia”, “Poemas Oniromantes”, “Poemas Pasionales”, “Poemas de viajes” y “Poemas Resolutivos”. Cada segmento del poemario desarrolla los temas que han calado en el corazón y la mente de la poeta. El exordio reposa mucho en la alusión: la poeta evoca a grandes rasgos el marco de la temática a tratar o las circunstancias que la rodean. Presenta brevemente algunos puntos-clave, en favor de la posición a la que se está orientado a defender. Intenta hacer comprender al auditorio que no saben todo sobre el tema que se va a desarrollar, y que por lo tanto es mejor tener una posición prudente y expectante; a veces es mejor sugerir o insinuar que afirmar. La poeta debe ser tan breve, concisa, y clara, como pueda, y es recomendable en este preámbulo usar pocas imágenes o figuras de estilo. De esta manera, el primer poema nos dice:
            Bailar no es solo bailar,
            bailar es bailar,
            la danza antigua
            adherida a los músculos.
            En este primer poema, existe una declaración acerca de la poesía como música, movimiento y sentimiento. La concisión del texto nos obliga a tener una posición prudente y expectante ante el libro. El lector tendrá que esperar a que la poeta le informe cuáles son los temas que la subyugan, aun cuando vislumbre cierta nostalgia, cierto afán por tocar las fibras más sensibles, aquello que está dentro de nosotros se mueve con ritmo y elegancia. En ··Poemas verdaderos” la poeta evoca el pasado, un pasado lleno de figuras anónimas, austeras y huidizas:
            I
Sangraba.
Extendió los brazos,
tenía las uñas enterradas,
hincadas las rodillas,
la voz como cristal hecho añicos.

            II
El secreto se desnudó en sus manos,
hizo un pañuelo
con las esquinas de su camisa…

            III
murmuraron los esclavos
danzando en la oscuridad
al son de unos chispazos rojos.

            VIII
Gente de la lluvia
ángeles extraviados
que se prenden a los rótulos
y sueñan con la nada.

            En “Poemas oniromantes”, la poeta explora el sueño y las alucinaciones.
I
El monstruo de los sueños
tenía las pupilas claras.

III
La columna se encorva
dejando ver la rendija amarillenta
que alumbra la piel blanca
las curvas menguantes

V
Un arcángel viejo
apaciguó la venganza
honor de una espada
púrpura encendida,
cielo robado.

            La realidad cobra vida en estos poemas que aluden a los sueños, las pesadillas, las ensoñaciones. La poeta nos muestra un mundo que se alarga, se achica, se distorsiona a través de los sentidos. La realidad ya no es clara ni segura, se va deformando en imágenes de carácter surrealista. En “Poemas pasionales” el deseo, el amor, la lujuria, el cuerpo que posee y el cuerpo poseído son los ejes que le dan forman a esta parte del poemario. De modo, que escuchamos a la poeta decir:

12
Deseo más tu cuerpo.
Avanzo por las aceras,
camino con las piernas abiertas,
todavía huelo el semen,
no me quejo,
es un buen día.

            El amor carnal le da sentido a la vida, tanto como el amor romántico. La poeta no siente culpa de entregarse al amado, de ser amante y amada. Describe la sensación del encuentro amoroso, y no tiene pelos en la lengua para cantar la dicha, la alegría del sexo. En “Poemas de viajes”, las ciudades se tornan en los tópicos centrales, la experiencia de la poeta en cada ciudad se convierte en poema, de manera que leemos la impresión que le causa Nueva York, Madrid, Barcelona, París, Viena, México, San José. Las ciudades-símbolo conforman el andamiaje de esta sección del poemario:
2
Es domingo en Nueva York,
la lluvia se ha ido
y el sol toma asiento con discreción…

5
y allá, a lo lejos,
se extiende antaño escoria y limo
la comarca de Mío Cid…

7
El Sena es un río
y dos ángeles gordos
y simuladores
descansan arrodillados
en mi silla…

            La ciudad mítica y desmitificada se construye en forma paralela en estos poemas. En ellas, la poeta experimenta el horror y el asombro, la belleza y la locura. Regresa sobre los pasos de los conquistadores hacia las profundidades de psique. El tránsito por la ciudad simbólica es descubrimiento y revelación. En la última parte titulada “Poemas resolutivos”, es un saldar de cuentas con la memoria, la familia, el amor. La poeta desnuda su alma y nos dice:
1

A los dieciséis años no se sabe más
aunque si lo suficiente
para sonreír cada día…

3
…expulso maldiciones
logro ver a mis ídolos yacer en pedacitos
por la carretera
y recibir la visita de mis muertos queridos…

10
Los papeles sueltos
son poemas viejos
jirones de historia,
letras mentirosas aturdidas.

            El poema final nos habla de la poesía como historia personal e irrepetible. Los papeles suelto que atraparon la música del cuerpo, ahora son poemas, y los poemas son fragmentos de una historia, que nos cuentan sobre sentimientos, deseos y añoranzas. Las letras nos mienten porque nos refieren a un tiempo y un universo que se ha disuelto en el aturdimiento. Esta perturbación física y psíquica que sufre la poeta tiene su origen en la recuperación de todos sus recuerdos, alegres y dolorosos.

            Posesiones es un libro cincelado con la destreza de una artista. En él nada sobra y nada falta. La poeta logra revelarnos una poesía concisa, eficaz y precisa; ha sido capaz de desnudar su alma y su espíritu, y mostrarnos la belleza y el horror, el amor y la lujuria, la vida y la muerte, en todo su esplendor. 

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