miércoles, 13 de abril de 2011

Lujuria al son de la lluvia

Esos labios, que revolotean por el aire, son de la muchacha, con quien conversé hasta tarde… serán del súcubo que baila en mi mesa. Esos labios, que juegan en mis labios, serán la aurora de un océano desconocido, el estremecimiento de una estrella rota. Pruebo los labios de licor de cereza de mujer de desnudez, y tiembla el aire, parece a punto de romperse como un cristal. Se derrite esta sombra augusta, románica y cetácea. Escucho la música que hace la lluvia sobre esos labios, vive el día en esos labios. Al volver en mí, solo esa boca conserva la inocente estupidez de la inocencia, me siento graciosamente herético o desalmado, profanando, de una vez por todas, un altar a la lujuria ofrecido, al gozoso suicidio de las mariposas.

de Corriente subterránea (2004-2010)

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