No se me ocurre nada. No pienso, existo. De no pensar tengo tangos o boleros, muchos cascanueces. Solo soy: ser me duele. No olvido el tiempo de las grandes esperanzas, de los rascacielos de paleta, de pajilla y algodón. ¿Cuántas mentiras nos contó el mundo? Trabajo para vivir, escribo para soñar. Si solo se pudiera aplastar la cordura como una cucaracha o un zancudo infantil, si solo se pudiera rociar a la humanidad de pesticidas o tumores, si solo se pudiese a este hueco, a esta hondura, arrojar todos los desechos o vómitos del mundo… Pero no, no se puede… aún así, debemos soportar toda la inmundicia de los árboles y los pajaritos, toda la mierda ecológica que puedan concebir los astrólogos. No se me ocurre nada. Quizás pueda reescribir mis huellas sobre una nueva hoguera.
de Corriente subterránea (2004-2010)
muy bien logrado amigo marcelo, .. me gusta el sabor de este verso
ResponderEliminarEstimadísimo Poeta amigo:
ResponderEliminarExcelente tu texto, va muy conmigo: Ese hastío existencial manifiesto...
Disculpa un poco mi ausencia, pero se debe a que no tengo servicio de internet en casa. Pronto solucionaré el problema.
Abrazos,
Frank.
Estimada Guisela: muchas gracias, se juega con el lenguaje...
ResponderEliminarun abrazo fraterno
Estimado Frank: sí, es un problema terrible estar sin internet en casa, uno es web-dependiente. Muchas gracias, mi amigo.
ResponderEliminarY más allá del diagnóstico, la enfermedad nos protege con su virus atenuado por la espera. Con ese logos que siempre nos supera. Un abrazo buen amigo.
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