Basta de palabras cluecas,
de pisarlas,
de molerlas,
de aprisionarlas en cristal o plástico.
Llegó la hora de liberar el trueno,
de liberarlo en sonido estéreo.
II
Cuánto cante el ruiseñor,
cuánto cante el tijo,
cuánto cante el yo,
sea para ti el llanto.
de Corriente subterránea (2004-2010)
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