Estamos condenados al éxodo fortuito,
a vernos partir y regresar como en el cine,
a blanquear nuestros dientes
con alquitrán y monóxido de carbono.
Condenados los unos a los otros,
por un desierto interminable,
por una hora que ahueca el ala,
el zapato,
las pantorrillas.
Así como así,
condenados
por usar cloro en el vodka,
por pequeños hurtos en el bosque del lobo.
Estamos como estamos,
con padres y hermanos.
botellas,
almohadas,
paquidermos.
Condenados por la Censura,
a la forja de nuevos eclipses,
a la muy honorable junta de exiliados,
con palomas falsas y fósforos de seda.
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Cuán unidos nos sentímos los peregrinos de milimetros (mixt/extendid)os.
ResponderEliminarLa nobleza siempre puede más y tu eres un generoso traductor de escalas.
Estimado Poeta Cristian Marcelo amigo:
ResponderEliminarDespués de ponernos en alto a muchos poetas marginales de esta cultura estatal -universidades, etc- excluyente que solo edita gratis a cuatro o cinco gatos sus poemarios u otros géneros, e igualmente saca a los mismos en Áncora, vienes y cumples aquello "de que la caridad comienza por casa". Así debe ser amigo: tú poema "Ocho milímetros de fama" es un texto original donde nos muestras tu gran calibre de poeta universal -aunque no me guste usar esta etiqueta, pues todos somos universales, aunque seamos pueblerinos como yo: de dónde vamos a ser?... no creo de otra dimensión...-.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Gracias, Eli, es un poema algo trágico que construye, deconstruye y reconstruye una realidad de uno de todos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo fraterno
Estimado Frank: muchas gracias, por tu comentario y tu amistad, me da verguenza que digas universal, cuando solo soy un fantasma reflejado sobre el agua. Pero tienes razón, es trágica esta realidad que vivimos, donde poetas y poetisas verdaderamente valiosas quedan en los márgenes del olvido. En una entrevista que me hizo una estudiante universitaria, me quejo de eso, programas valiosos de televisión se solazan en hacer entrevistas a los mismos autores de siempre, siguen en un círculo vicioso entre lo académico y lo periodístico, un carnaval mercadotécnico de nunca acabar, y no se dan cuenta, de que estamos hartos de las mismas máscaras y los mismos mascarones.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno en amistad y poesía verdaderas