A petición de mi querida amiga Elliette Ramírez Alvarado, reproduzco las reflexiones de Adriano Corrales sobre el VII Encuentro Internacional de Escritores 2010 en Costa Rica.
La ignorancia, la envidia y la cobardía se cebaron en nuestro proyecto antes de que iniciara. Desde la comodidad y el anonimato de uno de los tantos blogs que pululan, cuya característica principal pareciera ser el desahogo existencial de cientos de diletantes, se inició una campaña de desprestigio que, por la ausencia de argumentos y la precariedad del insulto, no prosperó. Por cierto, el dueño del blog participó tranquilamente en el Encuentro como poeta invitado y hasta se disculpó inculpando a los “otros”, y los detractores, los que firmaron sus diatribas, no asistieron a ninguna de las lecturas y foros programados. Al menos no los vimos. Como siempre, no dieron la cara.
Afortunadamente son pocas las voces que se han levantado contra un proyecto como el que nos ocupa. Son más las que nos felicitan, nos alientan, se involucran y cooperan. De allí el éxito de un Encuentro que en el 2010 dedicáramos al insigne poeta, pensador, educador y activista político Isaac Felipe Azofeifa en los 101 años de su nacimiento. Un éxito que no se mide por las portadas de los periódicos ni los reportajes televisivos o radiofónicos de la prensa comercial y transnacional. No. Se mide por los abrazos, por el diálogo, por el encuentro entre creadores y público, por el reconocimiento entre poetas provenientes de diversas latitudes y los poetas nacionales. En fin, se mide por algo que es intangible pero nos convoca: la poesía.
Y es que siempre lo hemos tenido claro: la poesía es marginal. Mejor dicho, está al margen. Y allí es donde debe estar, porque es desde el margen de donde provienen los cambios, las rupturas, las inflexiones. Casi nunca desde el centro. Del centro llegan las modas, las “escuelas”, los movimientos coloniales y los negocios transnacionales. Pero incluso allí, en las metrópolis, la poesía continúa arrinconada por un sistema que lo devora todo, deshumanizando las comunidades y destruyendo el medio ambiente.
De tal manera que disparar desde la oscuridad, o pavonearse en el Encuentro en busca de fama y de posicionamiento, es inútil. Quienes lo han intentado han salido trasquilados y han sido olvidados inmediatamente. En cambio quienes vienen con la humildad que proporciona la creación literaria consciente y liberada, logran comunicarse con un público ávido de buenas nuevas, y con compañeros de viaje que se reconocen inmediatamente, no sólo por su voz, sino por sus gestos, por su conducta solidaria.
Este séptima edición ha sido un éxito porque 15 escritores internacionales y 15 nacionales leyeron en más de 22 locaciones localizadas en San José (Casa Cultural Amón del ITCR, Universidad de Costa Rica, Universidad Continental de las Artes, Biblioteca Pública de Desamparados, Biblioteca Pública de San Gabriel de Aserrí, Instituto Costarricense de la Sexualidad –ICOSEX-, Liceo de san Antonio de Desamparados, Café Latino, Librería Lehmann, Galería Andrómeda); Alajuela (Museo Juan Santamaría, Colegio de Licenciados y Profesores, Biblioteca Pública, Parque Central); Cartago (Escuela de Ciencias del Lenguaje, Casa de la Ciudad); Heredia (Universidad Nacional); Ciudad Quesada (Sede San Carlos del ITCR, Café Arte, Casa de la Cultura, Parque Central); San Ramón (Biblioteca Pública, colegios y escuelas); Turrialba (restaurante La Feria, Colegio Clodomiro Picado, Hogares Crea) y en Puntarenas (Sede del Pacífico de la Universidad de Costa Rica).
En todas las locaciones estudiantes, profesores, trabajadores, campesinos, amas de casa, etc., pudieron escuchar el quehacer de todos los poetas invitados y dialogar con ellos sobre la actualidad de la literatura en sus países de origen. Sin aspavientos y sin grandes consignas, logramos movilizar la poesía invitada por gran parte del territorio nacional. Lo evaluable para nosotros es la cantidad de llamadas, mensajes y notas de agradecimiento que hemos recibido. Y la alegría de los poetas viajeros expresada en sus rostros a pesar del cansancio de la jornada. Alegría emocionada que nos dice de la buena ventura del viaje en los abrazos y lágrimas a la hora de la despedida.
Pero no todo fue un lecho de rosas. Hubo dificultades de todo tipo. Desde las financieras, que son permanentes, hasta las organizativas. A pesar de que el Instituto Tecnológico de Costa Rica, asiento de la actividad en la Casa Cultural Amón y en la Unidad de Cultura y Deporte del Centro Académico de San José, así como la Escuela de Cultura y Deporte, llevan el grueso de su financiamiento y aporte de recurso humano e infraestructura, pareciera que la vida y la historia estuvieran superando a la universidad pública. No es para menos. En una universidad dedicada a la ciencia y la tecnología, las humanidades y las artes son a veces las convidadas de piedra, o, cuando les va bien, los numeritos para adornar actividades “académicas” o para entretenimiento del personal.
Lo anterior lo decimos por la ausencia de nuestras autoridades, exceptuando la dirección del Centro Académico y por la casi nula participación de colegas y estudiantes, a no ser los de nuestros cursos de Actividad Cultural y los de la Escuela de Ciencias del Lenguaje. Pero en general se nota la desidia institucional respecto de un evento internacional que le confiere nombre pero que aún no considera como suyo. Eso nos coloca en situación de desventaja frente a otros eventos de la misma institución y a nivel nacional. Por suerte existen otras instituciones, colectivos y personas que nos permitieron llegar a buen término. Es claro: estamos lejos aún de que el TEC se compenetre y se comprometa con nuestro proyecto. Muy lejos. Lamentablemente esto nos inclina a repensar el mismo y a permitirnos una pausa para reconsiderar la posibilidad de su continuación. Porque el esfuerzo que el equipo organizador hace es sobrehumano y agotador. Sin la ayuda de las comunidades mencionadas y de los escritores, gestores culturales, gobiernos locales bibliotecólogas, colegios, escuelas y otros colaboradores sería imposible realizarlo. A todos ellos, y no podemos mencionar nombres porque la lista es larga y tememos dejar a alguien por fuera, les expresamos el agradecimiento profundo y fraterno. En todo caso, en lo que a nosotros respecta, el paréntesis queda abierto.
Adriano Corrales
Coordinador general.
Estimado Cristian Marcelo Sánchez:
ResponderEliminarDefinitivamente labor tesonera la del escritor Adriano Corrales. Al principio critiqué algo porque estaba confundido con el Festival de Poesía, pero Gustavo Solórzano me aclaró las cosas, ahí, precisamente en el Directorio de Blogs de Escritores Costarricenses.
No queda más que reconocer la disposición de Adriano y de gente valiosa como vos en aras de la cultura nacional.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
P.D. Por estos días no vayas a mi blog porque ofrezco un genio de la botella y sale un poeta ebrio y chillón. Jajaja!