martes, 2 de febrero de 2010

¿Tenemos los promotores culturales que nos merecemos?

"Vivía en Londres en un apartamento oscuro en Kensington, con un cuarto grande donde cocinaba y otro pequeño y triangular, donde recibía a sus amigos y escribía. Tradujo poesía japonesa. Fundó el imaginismo (Cada palabra debe ser una imagen que se vea) con Richard Aldington y H.D.. Más tarde fundó el Vorticismo con Percy Wyndham Lewis y el escultor Gaudier Brzeska. Su influencia se dejó sentir en Yeats, única voz viva entonces en la lengua inglesa, a pesar de la diferencia de edades. Dio a conocer a Rabindranath Tagore. A el se debió la publicación del Retrato del Artista Adolescente y después de la de Ulises y del primer poema importante de Eliot. A los artistas jóvenes, especialmente a los americanos, les buscaba editores, subsidios, empleos para que pudieran escribir, los invitaba constantemente a comer y aun les daba su propia ropa, cuenta Eliot. En París a un músico norteamericano aún no muy conocido, Antheil, le consiguió un concierto y después escribió un libro sobre él para atraerle público. Para dar a conocer a Brzeska escribió otro libro. "Los defiende cuando los atacan, los mete en las revistas y los saca de la cárcel. Les presta dinero. Les vende sus cuadros. Les arregla conciertos. Escribe artículos sobre ellos. Los presenta a mujeres ricas. Les busca editores a sus libros. Pasa toda la noche con ellos cuando dicen que se están muriendo y asiste a sus testamentos. Les paga por adelantado el hospital y los disuade del suicidio. Y al fin muy pocos se han abstenido de enterrarle el cuchillo en la primera ocasión."
Ezra Pound, Ernesto Cardenal

3 comentarios:

  1. Un bello ejemplo de la generosidad y de que cuando se hace un buen trabajo no se tiene tiempo para serrucharle el piso a los colegas sino todo lo contrario. Ojalá hubiesen más poetas así en nuestro país.

    Saludos!

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  2. Cristian Marcelo:

    No me imagino a un promotor-artista de esa talla en nuestro país. Max Jiménez tuvo también lo suyo. Ayudó a varios, entre ellos a César Vallejo, cediéndole su apartamento de París, pues el vate peruano vivía en la más abyecta pobreza.

    Bueno, para ser un mecenas hay que poseer fortuna y sensibilidad extrema para reconocer a los genios (el caso de Pound es digno de destacar). Por ello, cualquier humilde gesto, como lo haces tú, rescatando a poetas del olvido, es proporcionalmente importante, como la parábola en las afueras del templo: la viuda pobre dio una moneda al menesteroso, dio de su necesidad, no de lo que le sobraba.

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank.

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