La poesía joven de Costa Rica ha cambiado, lo que ayer dominaba el medio, ahora es despreciado e invisibilizado. Lo que hoy es alabado por una multitud de poetas jóvenes, mañana será olvidado por otra muchedumbre de poetas jóvenes. El crítico que se enfrenta al Samsara, comprende que la atomización y la diversidad son meras máscaras de un simulacro, de un carnaval, cuyos participantes no son capaces de comprender la dinámica del ser costarricense. La rabia, el orgullo y el desprecio obnubilan las mentes más perspicaces. Hacer crítica en Costa Rica se torna una empresa titánica, pues todo comentario desborda de una subjetividad hiriente y carnicera. Al final no se abordan los problemas reales de la poesía costarricense. La crítica no sale de la academia, no genera reflexión ni pensamiento. Solo se abre el vacío, una ceguera que flota en los márgenes del ambiente literario de Costa Rica.
La poesía joven de Costa Rica transcurre entre el trascendentalismo y el exteriorismo, el compromiso político y el solipsismo, entre la analogía y la alegoría, entre la tradición hispanoamericana y la tradición anglosajona, entre lo masculino y lo femenino, entre lo heterosexual y lo homosexual, entre el campo y la ciudad, entre cilivilización y barbarie, entre el sentimentalismo y el antisentimentalismo, entre lo concreto y lo abstracto. Las oposiciones pueden seguir hasta el infinito, pues el centro es un agujero negro. De allí, surgen las dificultades para sistematizar de una forma congruente la poesía joven costarricense.
En el 2001, el artículo "El rumbo de la poesía joven de Costa Rica" fue el primer intento de clasificar las tendencias dominantes dentro del panorama poético costarricense. Entre las tendencias se encontraban el trascendentalismo, la poesía urbana, el culturalismo, la antipoesía, el neobarroco, la poesía zen o minimalista. El mundo ha cambiado y nuevos poetas jóvenes, y los que ya no son tan jóvenes ha cambiado, evolucionado. Las verdades de ayer no son las verdades de hoy. ¿Qué leen los nuevos poetas jóvenes, cómo escriben, qué piensa o que reflexión hacen sobre su trabajo poético? ¿Qué mitos persisten sobre la labor del poeta? ¿Quién lee poesía en Costa Rica, hoy, 1 de agosto de 2010? ¿Por qué la crítica solo es el ejercicio de una doxa enferma y patética?
Poeta amigo:
ResponderEliminarEs todo muy deplorable. Vivimos inmersos en una sociedad consumista y con muchos elementos distractorios. No hay reposo, meditación... estados propicios para la lectura o escritura de un poema. No sé si estamos viviendo los últimos tiempos de la poesía...
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Estimado Frank: No creo que la poesía esté viviendo sus últimos tiempos, siento que en Costa Rica, la crítica se reduce a la Universidad. El poeta costarricense no reflexiona sobre el origen o la intención de su poesía. De allí, que un mamotreto como el Manifiesto Trascendentalista tenga tanta vigencia hoy como hace 33 años. Cuando estuve en el Taller del "Café Cultural", me di cuenta de que no teníamos una estética, y eso logró que cada poeta que salió del taller tuviera una idea de cómo trabajar el poema, pero no un marco idelógico que lo atara ciertas reglas y normas, que definieran la poesía. Otros talleres como el Circulo de Escritores Costarricenses y el Eunice Odio si estaban muy ideologizados. De allí, que Tirios y Troyanos se definían según una estética. En el taller, Chico era marxista stalinista, pero los talleristas era de cualquier ideología, menos socialistas. Por ejemplo, Carlos Bonilla escribía poesía mística, yo me declaraba surrealista y hasta barroco, Mainor González era y es antipoeta, Dlia McDonald defendía a capa y espada la negritud de su poesía, Henry López era y es un poeta social o comprometido. De esa olla de carne, creo que han salido poetas muy interesantes, que enriquecen el contexto de la poesía costarricense.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno
Cristian Marcelo Sánchez