viernes, 13 de agosto de 2010

Melvyn Aguilar: Territorios habituales o la tradicion de las tradiciones


Melvyn Aguilar nace en San José, Costa Rica, un 2 de noviembre de 1966. En 1987 ingresa a la Faculta de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica donde cursar la carrera de sociología. En 1988 funda junto a dos jóvenes poetas; (Sergio Barbosa y Claudio Sánchez) el Anti-Taller-Anti . En 1992 participa junto a un nutrido grupo de escritores (David Maradiaga, Alejandra Castro, Patrick Cotter, Meritxel Serrano, Mauricio Molina, Claudio Sánchez, Diego Montero, Juan Carlos Murillo “Murdok” e Isaac Rojas, entre otros) en la fundación del Colectivo Octubre Alfil 4. En 1994 participa del Colectivo Voz Urbana. Su obra poética publicada consta de un único libro: Territorios Habituales (2006). (Tomado de Afinidades electivas).

En la contraportada del libro Territorios habituales, Adriano Corrales señala: "La poesía de Melvyn Aguilar es una poesía destilada en las mejores tradiciones literarias". Pero ¿cuáles de esas tradiciones han servido para destilar esa poesía tiernamente ácida? El libro está dividido en cuatro secciones: Milenrama, Territorios habituales, Mujer vista a través de los ojos de un gato y Anticanto. Las tradiciones a las que alude Adriano Corrales son elementos  provenientes de la literatura japonesa,china, hispanoamericana, norteamericana, griega y latina. En su poesía, se desarrollan imágenes complejas y atmósferas oníricas o absurdas, pero a su vez, se desprende una búsqueda de la desnudez formal, quizá proveniente del haikú japonés. Entre oscuridad y claridad se tensan los poemas de Melvyn Aguilar. También un lirismo narrativo o una narrativa lírica se alternan entre la escritura automática y el control racional y estético que exige la pureza de la poesía.
En la sección titulada "Milenrama", los cinco poemas heredan una actitud contemplativa de la vida: un estar en contacto continuo con la naturaleza, y un saber armonizar nuestra existencia con la del Universo, entre otras cosas.
El poema "El amanuense" describe certeramente la poética del autor:


Va y viene la piragua
de un lado al otro del río
la larga caña de bambú
dibuja y desdibuja la luna


                            en tanto dure la noche.


El poema viene a retratar la eternidad del instante, con un lenguaje sencillo y conciso, la creación como una fusión del ying y del yang. La poesía nace de una locura sobre la fluidez del tiempo cósmico, pero solo puede ser abarcado por el tiempo de la humanidad. El poeta repite con diversas formas lo que ya estaba dicho. La segunda parte --"Territorios habituales"-- la tradición grecolatina se hace presente, con mayor intensidad, en el poema que da nombre a la sección y al libro:
 a Luis Chaves
Ojo de Polífemo,
Espejo de los félidos.
Caterva que debuta su rabia en los nuevos palacios
de la vieja patria.
Luna de Ariadna, lágrima de exilio en Naxos,
princesa de Creta.


¿Quién obtendrá la centella del corazón de la piedra?
¿Quién recogerá el eco de las pilastras de Heracles
y domará la lira de Astron?


Mañana el novicio con su muslo de oro
levantará la rosa de Eurípides sobre esta casa tomada,
iniciará el incendio de las noches con palabras
y el deletéreo aliento de la farsa
extinguirá su último veneno.


El poema "Territorios Habituales" es una extraordinaria muestra de culturalismo, de elementos mítico-históricos reunidos y entrelazados por el poeta. La acumulación y concatenación de imágenes provenientes de una sola tradición se produce una busqueda de equilibrio, de pureza poética. La tercera parte o sección acerca al lector a una tradición más cercana: la literatura de Latinoamérica; titulada por título del poema "Mujer vista a través de los ojos de un gato", recuerda la necesidad de recuperar la comunicación con el lector, recuperar la cotidianidad o lo extraordinario de la realidad, para dar con ese universo que nos eligió o que hemos elegido. El poema dice:

El gato que eligió mi casa
como la suya
tiene una luna gris en sus ojos
los miro
y suelo adivinar el ánimo de ella,
veo la flor que llevó a la altura de su cara cada domingo,
las yerbas de jardín que eligió para sus ritos,
los sonetos que arma y murmura desde el sótano de la memoria,
me veo a través de sus ojos
y soy más noble que de costumbre, mas acucioso.


Ella, uno a uno,
como un biomaster,
dibuja sus gestos de mujer y naranja,
la geométrica disposición de los azahares
en el estampado de su vestido.


El poema dibuja un mundo íntimo, cotidiano, la necesidad de poetizar el día a día, de sobrevivir el capitalismo, el fin de la historia, de sobrevivir en el otro y por el otro. La voz del poeta no es la de un sacerdote o profeta que intenta transformar el mundo mediante la palabra, sino encontrar al otro en el diario vivir-escribir. El animal domesticado sirve de agente para el encuentro con el otro. La cuarta parte se titula "Anticanto", un poema divido en fragmentos que parece consumir y consumirse en tradición y antitradición, pues, trae a la memoria el Altazor de Huidobro, Cantos de Maldoror,  Los Cantos de Ezra Pound, El aullido de Ginsberg, Satanás de Pablo de Rokha. Es un poema que se derrama, se escurre, se fermenta, se pudre a mitad del vuelo. El anticanto es el poema-mito, la jintanjáfora espiral que se abre y se cierra, su estructura no da cuartel al lector, de allí que solo reproduzca algunos fragmentos:


Amicitia, paso de noche, volanta fúnebre canis-tirada por ojos encendidos y lenguas de baba, el efluvio es tu destino, intención ciclopeica, equino-rumbica. La estrella que buscas está orientada por el vapor de tus propias entrañas. Oh equivocada Amicitia, tus pecados sean contigo en esta hora fulminante en que miro tus estrellas tristes y turbias, turbias y tristes, tristísimas.
*
Umbra-cuestas, Umbra-cuestas, umbra-cuestas. Hacia el infierno.

*
De náusea es este canto que no canta y el poema de poeta  un simulacro y el canto que no canta ni es poema, mudez, voz agujereada, como garganta en toque de queda. 

La poesía de Melvyn Aguilar abarca diversas tradiciones que se ahodan, se asimilan y generan una voz única. A veces, se oyen los ecos del lejano oriente, los murmullos del mediterráneo, el aullido y la maquinaria de la América del Norte, también una antitradición que tradicionalmente se rebela contra la sencillez o la claridad de un realismo poético. De la tensión resultante nace esta poesía, extraordinaria y extraña, a la vez. Una poesía tradicionalmente novedosa que impone su decir y su hacer entre tantos poetas prefabricados.

5 comentarios:

  1. Si fascinante la poesía, aún más fascinante tu brillante acercamiento. He disfrutado de ambos extremos del caos desde tu demoledora perspectiva. Un abrazo cordial Cristian.

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  2. Muchas gracias, Eli, hace tiempo, estoy escribiendo reseñas sobre la poesía joven y vieja de Costa Rica, haciendo un poco de historia literaria, porque en los periódicos solo aparecen acuses de recibo, y en los programas de televisión cultural solo aparecen los escritores consagrados; y en los blog de los poetas, generalmente solo aparece su obra o artículos de cultural general. Por eso, me dediqué a la poesía y su crítica, como una amorosa obsesión.

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  3. Se agrádese Cristian tus palabras y tu análisis, es la primera vez que me leo desde el otro. Y bueno necesitaremos un buen vino para que nos sentemos a charlar me expliques algunas cosas y retomemos algunos proyectos.
    Un abrazo desde la ratonera

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  4. Estimado Melvyn: sí, nos debemos un buen vinito. Es una lástima que La Nación, ya no haga reseñas de autores costarricenses. Yo, creo que hay muy buenos espacios de difusión de la poesía joven, pero hay muy pocos comentarios, todo se queda en el olvido. Es una lástima que nadie diga o escriba algo, para así cotejar opiniones.
    Un abrazo fraterno

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  5. Entiendo Cristian.como te contamos Angelica y este humilde raton estamos desarrollando un proyecto en este sentido, pero bueno ya lo platicaremos con el vinito, seria genial contar con tu experiencia y tu talento.

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