domingo, 29 de marzo de 2015

Ocho milímetros de fama

Estamos condenados al  éxodo fortuito,
a vernos partir y regresar como en el cine,
a blanquear nuestros dientes
con alquitrán y monóxido de carbono.

Condenados los unos a los otros,
por un desierto interminable,
por una hora que ahueca el ala,
el zapato,
las pantorrillas.
Así como así,
condenados
por usar cloro en el vodka,
por pequeños hurtos en el bosque del lobo.

Estamos como estamos,
con padres y hermanos.
botellas,
            almohadas,
                        paquidermos.

Condenados por la Censura,
a la forja de nuevos eclipses,
a la muy honorable junta de exiliados,

con palomas falsas y fósforos de seda.

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