Estamos condenados al éxodo fortuito,
a vernos partir y regresar
como en el cine,
a blanquear nuestros dientes
con alquitrán y monóxido de
carbono.
Condenados los unos a los
otros,
por un desierto interminable,
por una hora que ahueca el
ala,
el
zapato,
las
pantorrillas.
Así como así,
condenados
por usar cloro en el vodka,
por pequeños hurtos en el
bosque del lobo.
Estamos como estamos,
con padres y hermanos.
botellas,
almohadas,
paquidermos.
Condenados por la Censura ,
a la forja de nuevos
eclipses,
a la muy honorable junta de
exiliados,
con palomas falsas y fósforos de seda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario