¿Qué es una generación?
Bueno,
es una pregunta a todas luces compleja, mas si los críticos literarios ya no creen
en la categoría de generación literaria. Yo aún sigo siendo un paquidermo, un
científico de la Edad de Piedra. Creo que es una categoría de la mercadotecnia,
no de la historia literaria. Siempre que pienso que es un coro de voces que
cantan al unísono, me da asco y vomito mariposas. Me gusta reflexionar en las ideas
que Francisco Rodríguez desarrolla en dos pequeños artículos, en los que contrapone
la poesía testimonial-exteriorista-comprometida-conversacional frente a la poesía
figurativa-trascendental-esencialista-metafísica-abstracta. Me encanta la idea
de que existan dos polos, que todo nuestro universo sea dual, que todas las
ideas multitudinarias de pluralidad o diversidad sean solo máscaras o
cortinajes de humo para ocultar la verdad. Aún así como sostienen los autores
de la antología, en su momento, toda generación de poetas es un desgarramiento,
un sobresalto, un cuestionamiento, una combativa e indefectible búsqueda del
propio ser expresivo frente a la realidad enajenante, que utiliza todas sus
fuerzas para impedir cualquier desequilibrio, para ahogar las voces que
intentan denunciarla. Una generación de poetas es ser todos, cada uno con su
propia voz. Y poseer una voz propia es saber decir las cosas, es vivirse a partir
de sí mismo. A partir de una manera de intuir el mundo y la vida, pero
manteniendo siempre nexos objetivos con la realidad.
¿En qué contexto surge la
generación dispersa?
Todo
lo que sé es por lecturas, rara vez, comparto con otros escritores
costarricenses. A mi entender, la generación dispersa se empieza a desarrollar
en una Centroamérica convulsionada, unos países vecinos y hermanos en pie de
lucha, un país desestabilizado y en crisis, es decir en un contexto social
cercano a la incertidumbre y la encrucijada. Sin embargo, en 1970 se creó el
Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, organismo centralizador de las
actividades culturales y dirigido al rescate del patrimonio histórico,
artístico y cultural. Esta generación nació al amparo del Estado benefactor, y
chuparon de sus ubres golosamente, aún los nietos de esta generación siguen en
la chupadera. Las generaciones de los noventa y del dos mil recurren a las
editoriales independientes y privadas, lo que ha permitido una mayor y mejor
difusión de la poesía costarricense. Quizás, por eso, se habla de un
Renacimiento de nuestra literatura en todos sus géneros y formas.
¿Qué elementos agrupan esta
generación?
Si en algo se puede “agrupar” a
esta generación, es precisamente en su incoherencia, su ambivalencia, su
desincronización, su falta de polos directores y aglutinantes. Ninguno de los
poeta aquí presentados es un gurú de grupo, ni eje, ni bufón, ni maestro, ni
mentor, alrededor de cuyo carácter o fuerza “superior” se encuentre girando un
movimiento. Claro, yo estoy en total desacuerdo con lo que afirman los críticos
literarios. Estos poetas se juntaron en el Grupo Oruga, el Grupo sin nombre, el
Grupo de Poetas de San Ramón, el Círculo de Escritores Costarricenses, el
Centro Literario de Liberia, dentro del Movimiento Nacional de Juventudes. Y en
cada grupo, centro o círculo existía un gurú, un maestro, un sacerdote de la
poesía que dirigía y mostraba los diversos caminos de la poesía.
¿Quiénes forman la generación
dispersa?
Tengo entendido que los poetas
nacidos entre 1950 y 1960, con excepción de Osvaldo Sauma (1949), aunque
Osvaldo ha sido un claro representante de esta generación. Puedo enumerar, por
ejemplo:
Miguel Alvarado 1958
José Luis Amador Matamoros 1955 Círculo
de Escritores Costarricenses
Guillermo Arriaga 1960
Diana Ávila 1952 Grupo Oruga
Macarena Barahona Riera (1957)
Nidia Barboza (1954) Grupo Oruga
Ronald Bonilla (1951) Círculo de
Escritores Costarricenses
Shandra Castro (1954)
Carlos Cortés (1962)
Miguel Fajardo (1956) Centro
Literario de Liberia
Mía Gallegos (1953)
Ana Istarú (1960)
Carlos María Jiménez (1954)
William Montero Sáenz (1952)
Gerardo Morales (1955) Grupo sin
nombre
Manuel Murillo Castro (1954) Círculo de Escritores Costarricenses
José A. Porras (1954) Centro
Literario de Liberia
Leda Ruiz (1958)
Osvaldo Sauma (1949)
Armando Antonio Sacaal (1956)
Habib Succar Gúzman (1957) Grupo
sin nombre
Jorge Treval (1951) Grupo sin
nombre
Pablo Ureña (1954) Círculo de
Escritores Costarricenses
Samuel Vargas (1953)
No
sé, Cristián, pero a mí siempre me han gustado las enumeraciones, me permiten
ver claramente las relaciones entre la sociedad y la poesía, entre la poesía y
la historia, entre lo tangible y lo intangible, entre lo que se dice y se
calla. Usted entiende que en Costa Rica es más lo que se calla, que lo que se
dice. Me imagino que debe ser así en todos los países del mundo. Los grupos
imponen una manera de ver el mundo por una temporada, hasta que aparece una
nueva promoción y se ríe de los cadáveres de sus antepasados. Se ríe, pero no
dice nada.
¿Qué piensa Francisco Sierra
sobre el estudio de esta generación en particular?
En realidad,
he leído poco a esta generación, solo lo publicado entre 1970 y 2014, aunque no
comparto las opiniones expresadas por los autores de esta antología. La famosa
generación dispersa, sí tuvo gurús o sacerdotes de la poesía. Se agruparon bajo
el amparo de los primeros talleres o grupos literarios. Estos eran, siguen y
seguirán siendo fábricas de poetas-salchichas, aunque muchos quieran llevarme,
la contraria. Usted comprende cómo es nuestro mundillo literario. Recuerdo que
Carlos Francisco Monge ubica el nacimiento de estos poetas entre 1948 y 1957,
incluye a Janina Fernández, Leonor Garnier, Carlos de la Ossa, Luis Kleiman,
Osvaldo Sauma, Ronal Bonilla, Lil Picado, Diana Avila, Rodolfo Dada, Mía
Gallegos, Nidia Barboza y Carlos Francisco Monge, además arguye que la
promoción siguiente está constituida por Miguel Fajardo, Erick Gil Salas,
Gerardo Morales y Milton Zarate. Para el autor de Antología Crítica de la Poesía de Costa Rica, estos poetas le
hablan a una nueva realidad, acentúan la metafísica del ser, y las relaciones
de la existencia con los nuevos signos de la historia, sin que ello signifique
poesía egotista. Recogen las tendencias relevantes de la poesía contemporánea,
es decir, la testimonial, la erótico-amorosa y la confesional. Pienso que estos
poetas se decantaron por dos caminos una tradición trascendental y por otra,
exteriorista, una abstracta y otra concreta, una lírica y otra testimonial. Yo los llamó los
poetas obreros, ya no son magos, ni alquimistas, ni místicos ni esotéricos. La
realidad del mundo se les atraganta, solo quieren decir o cantar, les horroriza
el misterio, la ciencia les ha enseñado que la vida ya no tiene secretos.
Francisco Sierra (Colombia, 1966) Estudió Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional, licenciándose en 1994. Actualmente trabaja como profesor para el Ministerio de Educación Pública y para la Universidad Estatal a Distancia. En 1988, fundó el grupo RIP (Resquiat in Pace) junto con Manuel Coto. En los años noventa, artículos suyos aparecieron en La palabra y el hombre, Casa Silva, Cuadernos hispanoamericanos y Espéculo. Actualmente colabora para la revista Kañina, Letras y Señor Neón. El próximo año aparecerá la antología crítica Cómo entender el Cementerio Marino a través de las cartas del tarot (1990-2010) También anuncia la publicación de la Nueva Historia del Arte y la Literatura Costarricense, un estudio transdisciplinario, transhistórico, trans-estético y transexual.
hola, leí tu post sobre la poesía joven de costa rica. me gustaría mucho poder tener algunos nombres. sobre todo me interesan poetas jóvenes que trabajen con experimentalismo, estrategias escriturales o muy tradicionales performáticos. por favor, me gustaría saber tu opinión. saludos: Minerva Reynosa.
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