Hoy me acuesto con un nudo en la garganta. No sé qué es más enfermizo: la ignorancia de los poetas costarricenses sobre su propia tradición o la estupidez que muestran al desconocerla por completo. Entre los poetas de moda se levantan estatuas ecuestres, oráculos extraños sentencian su perfección, su inigualable profundidad al aprehender la realidad. Oh, ilusos, pobres en espíritu, se arrojan a los pies de ídolos de barro. Me sorprende aún más cuando parece que los sagrados críticos llegan a la edad en que se fija el intelectual y como niños juegan con su propia mierda. La falta de rigor científico abunda en las publicaciones académicas y periodísticas. Los poetas se convierten en testaferros del status quo, aquello que es diferente a lo homogéneo, al dominio de lo homogéneo es visto con miedo y con asco.
Creer que somos mejores que nuestros antepasados poéticos, solo porque salimos del valle central hacia las europas, es tan estúpido como creer que la inmortalidad es aún el valor por excelencia del arte. Si se preguntara a un poeta costarricense: ¿cuáles son los mejores poetas costarricenses? De seguro haría una lista de sus amigos y conocidos de los últimos quince años, dando muestra de su profunda ignorancia y de su más profunda estupidez. No se han dado cuenta de que el olvido es la norma, y lo que se recuerda se recuerda con el desdén del ignorante, no de quien conoce las raíces más profundas de su origen. Cada poeta que muere es pobre diablo arrojado a la más honda desmemoria. Nadie se salva, ni siquiera nosotros nos salvaremos de esta verdad.
Los críticos se adhieren a falta de criterio a los grupos dominantes con el fin de ser rescatados del olvido. La poesía no es peligrosa; la crítica lo es menos. Ya nada importa. Solo quedar bien con las tribus de poetas que dominan el espacio artístico. Los jurados tiemblan como ratones ante los maullidos de un gato. Nada tiene sentido. Solo la complacencia y la autocomplacencia baila el baile de los locos. Quien quiera oír que oiga las palabras de un loco. Me acuesto cavilando, como quien se da cuenta que estas palabras no tienen eco en la realidad, no son más que un tufo que hace reír a los mágicos lectores.
Así es camarada Cristian y a Así es camarada Cristian y así será mientras sigamos siendo ligeros de lengua y exiguos de criterio. ¿Cuál es el mejor poeta de Costa Rica? La pregunta es necia, pero responderla es aún más deficiente. Y por lo general la responde el que pregunta. Claro hay que entender que muchos de estos tsunamis de espermita criolla son producto de las malas artes manuales fraguadas en mingitorio con retrovisor de algunas casas editoriales. Bueno ya vendrán mejores tiempos, para que tanto brinco si el suelo esta parejo.
ResponderEliminarEstimadísimo camarada Cristian Marcelo Sánchez:
ResponderEliminarTrasladé tu artículo-verdad como un templo a un foro de discusión en el FB del "Directorio de blogs de escritores costarricenses". Era pertinente hacer tal cosa. Te dejo enlace:
http://www.facebook.com/groups/escritoresblogueroscr/?ref=ts
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino
P.D. Saludos estimado poeta Melvyn!