Hubo un tiempo a media luz,
Un sitio donde el tiempo ya no era
Y se arrastraba la soledad por la yerba
Y un ciprés ardía bocarriba,
Dando sombra a un hombre solitario.
Hubo un tiempo amargo a las estatuas
En que nadie esperaba aquella aurora,
Aquel resplandor,
Aquella luz abriendo el cielo.
Hubo un tiempo inmóvil, un sol en plenilunio,
Y el hombre estaba allí sobre las aguas,
Buscando su rostro
En el trópico herido por distancias,
Por brújulas que señalaban
Un sueño perdido entre la espuma.
Era el tiempo sin retorno,
Y el hombre buscaba su rostro entre las sombras,
Su larga historia entre las ruinas,
Su reflejos en las hojas de los árboles,
Pero solo encontró su nombre derrotado.
Entre la sorda soledad del mundo (1997)
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muy buen poema , Marcelo, me ha gustado mucho pasar por tu bitacora y encontrar un hermoso poema, para acompañar, los ultimos 8 minutos de este dia lunes...
ResponderEliminarGracias Cristian por ser y suceder en cada respiro. Tu creatividad nos alcanza con el cálido brillo hecho en casa. Besos y versos.
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