La ciudad se anuncia en las
vitrinas,
por el bulevar sale a pasear
con un niño de la mano.
Está sucia, pero muy tarde
se lavó el hollín en la
fuente de relojes.
No pinta nada bien el tiempo
en la ciudad,
aunque anda descalza y en
harapos,
le gusta espantar los
pajarillos.
Tiene algo de mujer en cinta.
Está sensible
por el nuevo basurero de los
parques,
porque llega Navidad con
su marido.
La pobre vieja celebra un
cumpleaños,
en honor al alcalde y su
corte de gorriones.
Será la reina de la fiesta,
y en pocos días barrerán
anuncios y mendigos.
Sólo los niños podrán vender
sus chicles y sus flores,
tendrán permiso de pedir en
las esquinas,
después que se vayan a su
casa,
después no quiere verlos por
sus calles.
Mi ciudad se arregla su
vestido,
le queda grande porque es un
regalo,
le queda chico cuando salen
al desfile.
No te preocupes, pobre vieja,
te pondremos un traje de
azahar,
de veras, estarás bonita,
cuando tengamos que meterte
en un asilo.
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