Toda la mañana he deseado
Yacer con mi propia muerte,
Con mi primera muerte,
La última entre todas aquellas
Que conocí,
Que sufrí,
Que sangré
De tarde y de noche,
En bares que el olvido
Recobra del olvido.
Amargamente, amanecí amargo,
Con mi estatura solitaria,
Con una muerte que dormía en mí,
Por mi última lujuria,
Último pubis que la alegría
Ofrece al labio.
Entre mis manos frías, el aire seco,
La nada justa,
La quemadura de un cuerpo intocable.
Toda la mañana ha cantado mi muerte,
Con una voz dulce de ninfa o sirena,
Y en mi corazón ha anidado
Un único deseo
De yacer entre sus huesos viejos
Y su amorosa calavera.
de Todo sucede en los espejos (2011)
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Nostalgia melancolia momentos escritos dede el alma de un poeta
ResponderEliminarMuchas gracias, recomenzar, sí, es la nostalgia de los cuerpos perdidos.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno
Belo texto, Cristian, onde sutilmente a morte se reconforta em vida, sempre e quando. Abraços, Pedro.
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